Una evocación sonora del mar puede ser el caso típico de poner la oreja en una caracola y escuchar un peculiar ruido que nos recuerda al ruido del mar, pero... ¿qué es en realidad este ruido?
La explicación es muy sencilla: es el eco del ruido ambiental.
Al igual que la luz, que es blanca, y al incidir en superficies que las descomponen se puede apreciar sus colores (debido a su frecuencias de onda), en el aire hay un homólogo al ruido, el "ruido blanco". Este, al entrar en la caracola, va atravesando sus capas, haciendo que algunas ondas del sonido reboten, creando una reverberación, y otras penetren el material. Las ondas que coincidan con la frecuencia de resonancia del material lo harán vibrar, aumentando así dicho ruido.
Unos requisitos indispensables para poder hacer objetos con esta cualidad sonora, es que sean huecos, con un material rígido. De este modo fuimos haciendo como pruebas con objetos que fabricábamos con masilla o con cartón y papel film.
Una evocación ya más visual del mar puede ser la infinitud, pero... ¿como traer la infinitud del mar a nosotros? Al igual que antes hemos utilizado el eco auditivo, ahora utilizamos el eco visual. Mediante dos espejos enfrentados inmersos en un "trozo de mar" (una pequeña caja con arena y agua de mar) se podía ver, viendo en uno de ellos, una sucesión de mar que, con el ángulo adecuado, no se acababa.
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